Experimentar a Dios: Más allá del Conocimiento Intelectual

Extracto del sermón predicado el Miércoles 21 de Mayo, 2025 en IBEEM

SERMONES IBEEM

por Pastor David Silva Albornoz

5/21/20257 min read

Experimentar a Dios:

Más allá del Conocimiento Intelectual

A menudo, pensamos que conocer a Dios se trata de actividades, de acumular conocimiento intelectual o de tener una comprensión seca de la Biblia. Sin embargo, la vida cristiana, y más específicamente el conocimiento de Dios, es una experiencia. Se trata de nuestra vida diaria, de las decisiones que tomamos, de cuándo no sabemos qué hacer, de adónde ir, de qué comer, con quién juntarnos, y de cuál es el propósito mismo de la vida.

Hoy queremos reflexionar sobre cuál es la experiencia que podemos tener con Dios y si esa experiencia es real. Para ello, nos enfocaremos en un versículo clave, Salmo 34:8: "Gustad y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.".

Este Salmo fue escrito por el Rey David en un momento de gran dificultad. David estaba huyendo del Rey Saúl, quien buscaba asesinarlo. Después de muchas persecuciones, David llegó a tierra filistea, donde un rey poderoso gobernaba. Los militares con David se dieron cuenta de que él era el famoso guerrero David, temiendo que el rey filisteo también quisiera matarlo. David, en un acto desesperado, fingió locura para escapar, y el rey filisteo lo echó, permitiéndole irse libre. David se dio cuenta de que Dios lo había librado de la muerte una vez más. Lleno de alegría por la salvación de Dios, que él entendió no fue por su propio fingimiento, sino por la intervención divina, David escribe esta canción, este Salmo.

Al llegar al versículo 8, David habla de una experiencia: la de probar a Dios. No en el sentido de tentarlo, sino de tener un encuentro personal con Él.

"Gustad": Probar a Dios con el Paladar del Alma

La primera palabra que David utiliza es "Gustad". La palabra hebrea utilizada, taam, significa realmente probar algo. Es como probar la comida que alguien te ofrece para saber si está buena, llevándola a tu boca y experimentando el sabor con tus papilas gustativas.

Piénsalo así: una cosa es escuchar que una comida es deliciosa, y otra muy distinta es sentarte y probarla tú mismo. Yo puedo contarte todo sobre la exquisitez de un plato, o puedes escuchar a los demás hablar de él, pero hasta que no lo pruebes personalmente, no tendrás la experiencia real. Hace algun tiempo tuve la oportunidad de probar la comida de un restaurante francés-vietnamita por primera vez; a pesar de ser escéptico sobre si me iba a gustar, la experiencia personal de probarla fue como una explosión de sabor en la boca, cambió mi percepción y me hizo entender por qué a otros les gustaba tanto.

Lo mismo ocurre con Dios. Puedes escuchar hablar de Él, leer la Biblia, escuchar predicadores, pero experimentar quién es Dios realmente requiere un acto personal de acercamiento. Es invitarte a probarlo tú mismo. Aquellos que nunca han probado a Jesús genuinamente son invitados a hacerlo, porque la experiencia puede cambiarles la vida. No es solo un sentimiento o una actividad religiosa; es una relación personal con Aquel que dio su vida por nosotros. La decisión de probar a Dios es personal y no depende de las experiencias negativas de otros, como tener problemas familiares. Una persona, escéptica, decidió leer la Biblia por sí misma para llegar a su propia conclusión, y al encontrar a Jesús, su vida cambió.

La vida cristiana es un gustar personal, una experiencia real y diaria. No se trata solo de memorizar versículos o de que nos contaron que Dios era real; va en la experiencia personal.

"Y Ved": Ver a Dios con Ojos Abiertos y Consciencia Plena

La segunda palabra importante en Salmo 34:8 es "Ved". David dice: "Gustad y ved". No es lo mismo que te cuenten cuán hermoso es un paisaje a que vayas, camines por él y lo veas con tus propios ojos.

La palabra hebrea para "ved" es ra'ah, y tiene varias acepciones importantes:

  1. Ver con tus propios ojos: Es acercarte y mirar tú mismo, no basarte en lo que otros te cuentan. Como cuando se decía que Dios hacía milagros en el pasado; ra'ah implica verlo suceder con tus propios ojos en el presente. Significa ver lo que es obvio y claro a simple vista.

  2. Percibir de manera consciente: Es detenerte personalmente y, con plena consciencia, comenzar a mirar qué hay en Dios y quién es Él. No podemos ver a Dios físicamente, pero podemos tener la consciencia abierta para ver dónde está Dios. La Biblia revela que Dios está en todo lugar, pero debemos ser conscientes, dedicarnos a pensar y mirar si realmente está ahí, junto a nosotros. Esta consciencia es necesaria para darnos cuenta de que Dios está presente en nuestra experiencia. Como cuando buscas algo en casa y no lo encuentras porque no buscaste conscientemente, pero alguien más sí lo encuentra.

  3. Averiguar e involucrar el reconocimiento intelectual: Ved también implica buscar y mirar con detenimiento quién es Dios. Esta acepción involucra el reconocimiento intelectual de la veracidad de un hecho. Requiere que uses tu cerebro, que pienses consciente e intelectualmente acerca de quién es Dios. Hay evidencia racional para creer que Dios existe, pero debemos esforzar nuestra mente para reconocerlo. Como los filisteos que, sin ver a Jehová, vieron que estaba con Isaac a través de lo que sucedía.

Cuando David dice "Gustad y ved", nos llama a una experiencia que mezcla tanto el conocimiento experimental (gustar) como el conocimiento intelectual y consciente (ver). No es suficiente decir que es lógico que Dios exista. Debemos detenernos, mirar con detenimiento los acontecimientos diarios (como respirar, el cuidado que Dios muestra por otros) y darnos cuenta de la mano de Dios detrás de las cosas. Esto va más allá de la teología correcta en nuestra mente; es una experiencia real de detenerse a conocer a Dios.

El Conocimiento de Dios se Refleja en Nuestros Actos

El profeta Jeremías dice que si nos vamos a alabar de algo, que sea en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra [Jeremías 9:24]. Debemos tomarnos el tiempo para conocer al Dios que se revela en las Escrituras.

Pero este conocimiento genuino de Dios tiene un efecto implícito en las personas. Debería notarse si realmente estamos buscando a Dios. Jeremías habla a un rey, contrastándolo con su padre, el Rey Josías. Describe a un rey que edifica su casa sin justicia y equidad, sirviéndose de su prójimo sin pagarle. Luego pregunta: "¿No comió y vivió tu padre? Hizo juicio y justicia, y entonces le fue bien. Él juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová." [Jeremías 22:15-16].

Conocer a Dios se transmite o se refleja en nuestros actos y en nuestra vida. De nada sirve decir que conocemos a Dios o que tenemos una experiencia espiritual si tratamos terriblemente a nuestros vecinos, colegas o incluso a los hermanos de nuestra propia congregación. Las experiencias reales cambian a las personas. Si conociéramos a Dios y lo gustáramos y viéramos, nuestra forma de tratar a los demás sería distinta, nuestros pensamientos, nuestras búsquedas y nuestra actitud hacia la devoción a Dios cambiarían. Gustar y saborear a Dios debería transformar nuestras propias experiencias.

Como escribió el teólogo Campbell Murduck, podemos discutir sobre la existencia de Dios y las pruebas externas, pero solo cuando Su amor y Su presencia tocan nuestros corazones, podemos conocerle verdaderamente en Su bondad inefable. Cuando comprendemos que el amor de Dios puede tocar nuestros corazones y perdonar nuestros pecados, entonces todo ese conocimiento sobre Dios se hace real en nuestra vida.

El Camino para "Gustar y Ver" a Dios

El salmista llama a todas las personas a "Venid, gustad y ved". Es una invitación personal. Si tienes dudas o suspicacias, el Señor te dice: "Ven y prueba tú.".

Hace muchos años, se acercaron unos discípulos de Juan a Jesús y le preguntaron: "¿Maestro, dónde moras?". Jesús los miró y les dijo: "Venid y ved.". Ellos fueron, vieron dónde moraba, y se quedaron con Él. Uno de ellos, Andrés, encontró a su hermano Simón Pedro y le dijo: "Hemos hallado al Mesías".

Déjame decirte que la única manera de conocer a Dios realmente, de gustar y ver Su amor, no es siguiendo instrucciones, haciendo rituales o realizando buenas obras. Los ritos, los lavamientos, los cantos especiales, ni siquiera nuestra propia obediencia, no sirven para acercarnos a Él y gustar de Él.

La respuesta para "gustar y ver" a Dios es una persona, y Su nombre es Jesús de Nazaret. Él siempre está llamando a la puerta. La única forma de gustar de Dios es llegando a los pies del Señor y confesando: "Te he fallado.". Es reconocer que hemos ofendido a Dios y que hemos querido vivir bajo nuestras propias reglas.

La comunión y la experiencia real con Dios no radican en seguir instrucciones o cumplir mandamientos. La salvación está en una persona: en la confesión de nuestros pecados, en el arrepentimiento de haber ofendido a Dios, y en mirar a Jesucristo, quien derramó Su sangre por nosotros en la cruz. Cuando hemos visto ese perdón y ese amor, entonces, con justa razón, podemos decir: "Oh, gustad y ved que Dios es bueno.". Y dichosos son los que confían en Él.

Dios nos llama hoy al arrepentimiento y nos dice: "Venid a mí, todos los que estáis cansados... todos los que estamos perdidos... porque en Jesucristo el Hijo de Dios hay salvación.".

La vida cristiana debe ser una dicha real, una experiencia real y diaria, no solo conocimiento muerto. Una experiencia en la cual nos gozamos en Dios, en Su salvación, en Jesucristo, en cumplir Su voluntad y en la salvación que nos ha dado por Su sangre. Dios nos invita a que, a través de Jesús, podamos conocerlo, encontrar salvación y gustarle y verle diariamente en nuestra vida.

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